/ ANTERO HENRIQUE 

Retrospectiva de un presidente en la sombra


Discreto, aplicado desde joven y con una clara determinación por el trabajo, y en especial por el fútbol, deporte del cual es una auténtico apasionado.  Mano derecha y cabeza pensante el Oporto, Antero Henrique es entusiasta, inteligente y treméndamente resolutivo, y así lo ha demostrado desde que aterrizara en verano de 2005. Desde entonces el club ha sido un valor en alza que ha ido generando jugosas plusvalías al cierre de cada ejercicio gracias a su elaborada política de compra venta.


Joaquín Rodríguez Lawrance
                   
@jrlawrance para @offrecordnews 


Resulta curioso observar el extravagante coleccionismo deportivo que practican anualmente clubes como Real Madrid, Barça. PSG o Chelsea, rodeados de grandes marcas, sponsors y multimillonarios contratos televisivos que engordan considerablemente sus ya de por si estratosféricas cuentas. Todos ellos son iconos de esa otra realidad paralela, llena de lujo y derroche, la cual es observada con perplejidad por el resto de mortales, quienes con la que está cayendo bastante tienen con poder sobrevivir en su propia jungla de cristal. Sin embargo, como diría mi buena madre, toda historia tiene siempre dos caras, dos rostros, dos voces, y precisamente ahí, al otro lado de esa cortina de humo y de cada una de las mediáticas operaciones de enriquecimiento deportivo de estos devoradores de sueños existen otra serie de clubes que también gozan de una envidiable salud gracias a esta “solidaridad en cascada” de jeques, magnates y nuevos ricos. Para abastecer sus despensas de calidad, esta segunda unidad debe navegar más allá que los demás, penetrando en mercados desconocidos, asequibles para sus arcas y donde se exponen productos cuyo valor potencial es aparentemente invisible para aquellos cuya urgencia histórica de títulos les impide ver el otro lado del bosque.


Para ejemplificar lo expuesto arriba viajamos a Portugal, a orillas de río Duero, y más concretamente a una ciudad llamada Oporto, conocida por sus atractivos turísticos, gastronomía y por su acalorado club de fútbol, el Oporto F.C, todo un clásico del viejo continente. Se trata de un club diferente, un abanderado de su país e instalado a su vez en la élite internacional a base de continua reinvención. Además de por sus grandes y conocidas gestas, es reconocido por su facilidad para convertir piedras en euros a base de una lograda política deportiva que le genera importantes activos en forma de futbolistas. Su cabeza visible es Jorge Pinto da Costa (Oporto, 28-12-37), un extravagante presidente que lleva en el cuadro de mando de la entidad los últimos 30 años. El empresario destaca tanto por su facilidad para polemizar como por su gran capacidad para rodearse de excelentes asesores. Es precisamente ahí, bajo ese buen paraguas, donde reside la fórmula de su inagotable fuente de ingresos. Cual si fuera un cuadro renacentista, para encontrar respuestas debemos colocarnos delante y observar en perspectiva sugerencias, objetos, y más importante, personas que en un segundo plano determinan el mensaje final de una obra. Leonardo da Vinci ya lo expuso durante su amplio legado y en Oporto, junto a Pinto da Costa hemos observado de un tiempo para acá una reproducción del símil a escala contemporánea. Se trata de la presencia de un hombre que en un segundo plano ha pasado desapercibido, pero cuya influencia actual en el Oporto va más allá que la del propio mecenas. Antero Henrique (1970, Vinhais, Portugal), es un hombre discreto, aplicado desde joven y con una clara determinación por el trabajo, y en especial por el fútbol, deporte del cual es una auténtico apasionado. En definitiva, “el presidente en la sombra”, mano derecha y cabeza pensante de la nave lusa. Antero es entusiasta, inteligente y tremendamente resolutivo, y así lo ha demostrado desde que aterrizara en verano de 2005. Desde entonces el club ha sido un valor en alza que ha ido generando jugosas plusvalías al cierre de cada ejercicio gracias a su elaborada política de compra venta.


Con aquel panorama, un Antero Henrique recién llegado tenía ante sí su primera gran oportunidad como gestor deportivo y sin más demora se puso manos a la obra. Lo primero que diseñó fue una amplia red de captación de talentos con más de 200 ojeadores distribuidos por toda la geografía europea y sudamericana. La búsqueda de jóvenes con proyección, pero más importante aún, sin promoción. De esta manera se sumergieron en mercados como el francés, brasileño, colombiano y argentino. Aquel proyecto era a medio plazo, pero sus bases se sentaron y de inmediato llegaron Raúl Meireles y Pepe, el primero con la carta de libertad procedente del Boavista y el segundo para sustituir a Carvalho a cambio de apenas dos millones de euros del Maritimo de Funchal. Ese verano se emplearía parte de lo ingresado para recomponer otras zonas del equipo y así llegaron Anderson y Diego de Brasil, y Quaresma del Barcelona. Todos ellos supusieron un desembolso de 40 millones de euros.


Antero abandono su cargo de Director de Relaciones externas y encabezó la dirección deportiva recogiendo una inmejorable herencia, la de un organigrama que había logrado posicionar al Oporto como campeón de Europa en 2004 de la mano de un joven José Mourinho cuyas horas como interprete se agotaron en favor de una carrera que le catapultaría hacia lo más alto del fútbol europeo. La lograda carta de presentación de Mourinho y su Oporto llamó la atención de un Chelsea que de la mano de un todavía precoz Abramovich desembolso más de 70 millones de euros por 3 fichas de aquel glorioso equipo. La marcha en un mismo paquete de Paulo Ferreira, Nuno Valente, y Ricardo Carvalho marcaría un hito en el mercado de traspasos del fútbol europeo. Aquellas operaciones, más las ventas de Deco al Barcelona por 20 millones, además de las de Derlei y Carlos Alberto por valor de 18 millones dejó en las cuentas de Pinto Da Costa más de 100 millones de euros en un solo mes.


Pero Francia no solo ha supuesto una fuente de talentos para Antero Henrique sino que también les ha devuelto jugadores con una revalorización escalofriante, véase el caso de Lisandro y Lucho. Ambos aterrizaron en Lyon y Marsella a cambio de 42 millones de euros en verano de 2009. Ese mismo año el Oporto invertiría solo 30 millones de los más de 70 ingresados, para traer entre otros a Falcao y Belluschi por algo más de 5 millones cada uno, Valeri, Maicon y Varela, este último llegaría libre de la segunda división portuguesa, (ahora vale 8 millones). En 2010 llegaría James Rodríguez, joven delantero colombiano de Banfield por 4 millones. Hoy está valorado en más de 20.


Entre 2005 y 2007 Antero se libera de jugadores como Maniche, Costinha y Seitaridis por 36 millones de euros y a su vez compra a Lisandro por 6 al Racing de Avellaneda y Lucho por 11 al River Plate. Pero el primer pelotazo de Antero llega con la venta en verano de 2007 de Anderson al Manchester y Pepe al Real Madrid, por 30 millones de euros cada uno. Ya en 2008 destacan las ventas de Quaresma al Inter y Bosingwa al Chelsea, por 48 millones y obteniendo gracias a otras operaciones menores otros 10 millones de euros. El director deportivo tenía ante sí otra oportunidad de sacar a relucir sus dotes de visionario y así se lanza a por un joven Cebolla Rodríguez del PSG y a por su gran apuesta, un prometedor brasileño con un físico demoledor y que andaba deambulando por Japón en las filas del Tokyo Verdi, se trata de Hulk, al que sube a un avión vía Oporto a cambio de 6 millones de euros. A todos ellos se unen Frederic Guarín del St Ettiene y Cissokho del Setubal, ambos por menos de 1,5 millones de euros. Para hacerse una idea de la plusvalía de ambos no hay más que ver lo que pagó el Valencia por el Francés al Lyon (7 millones) o lo que deberá pagar el Inter si recompra al Colombiano (12 millones). Curioso caso el de Cissokho, al que el Oporto vendió en 2009 por 15 millones y ahora solo vale 6.


Pero el Oporto no ha sido siempre un mercado y Antero Henrique sabe bien lo que tiene. Lo demostró cuando compró a Moutinho al Sporting por 11 millones y se negó a venderlo en dos ocasiones en 2012 a Tottenham y Chelsea por ofertas que rondaban los 30 millones de euros. Poco después lo envolvió para regalo y acabo en Mónaco junto a James en una operación que rozó los 75 millones de euros. Pero no todo es tan fácil, ya que los riesgos de su política son grandes y también se ha equivocado en materia de fichajes como ocurrió con Thiago Silva y Diego Ribas, ambos verdes tras su paso por Do Dragao o Leandro Lima y Kleber, que no han estado a la altura de las exigencias. Para Antero Henrique el éxito del Oporto se basa en tres procesos: la captación, el desarrollo y el rendimiento. El reclutamiento se basa en la exploración, el desarrollo en la formación y el rendimiento en la productividad del jugador. Los jugadores llegan muy jóvenes al club y se les intenta dar tranquilidad, evitando presiones innecesarias y sabiendo promocionarlos adecuadamente. Su finalidad es común, la venta, pero para llegar a ella hay que desarrollar todo lo expuesto anteriormente.


Pero Francia no solo ha supuesto una fuente de talentos para Antero Henrique sino que también les ha devuelto jugadores con una revalorización escalofriante, véase el caso de Lisandro y Lucho. Ambos aterrizaron en Lyon y Marsella a cambio de 42 millones de euros en verano de 2009. Ese mismo año el Oporto invertiría solo 30 millones de los más de 70 ingresados, para traer entre otros a Falcao y Belluschi por algo más de 5 millones cada uno, Valeri, Maicon y Varela, este último llegaría libre de la segunda división portuguesa, (ahora vale 8 millones). En 2010 llegaría James Rodríguez, por aquel entonces joven en Banfield por 4 millones. Hoy está valorado en más de 70. Entre 2005 y 2007 Antero se libera de jugadores como Maniche, Costinha y Seitaridis por 36 millones de euros y a su vez compra a Lisandro por 6 al Racing de Avellaneda y Lucho por 11 al River Plate. Pero el primer pelotazo de Antero llega con la venta en verano de 2007 de Anderson al Manchester y Pepe al Real Madrid, por 30 millones de euros cada uno. Ya en 2008 destacan las ventas de Quaresma al Inter y Bosingwa al Chelsea, por 48 millones y obteniendo gracias a otras operaciones menores otros 10 millones de euros. El director deportivo tenía ante sí otra oportunidad de sacar a relucir sus dotes de visionario y así se lanza a por un joven Cebolla Rodríguez del PSG y a por su gran apuesta, un prometedor brasileño con un físico demoledor y que andaba deambulando por Japón en las filas del Tokyo Verdi, se trata de Hulk, al que sube a un avión vía Oporto a cambio de 6 millones de euros. A todos ellos se unen Frederic Guarín del St Ettiene y Cissokho del Setubal, ambos por menos de 1,5 millones de euros. Para hacerse una idea de la plusvalía de ambos no hay más que ver lo que pagó el Valencia por el Francés al Lyon (7 millones) o lo que deberá pagar el Inter si recompra al Colombiano (12 millones). Curioso caso el de Cissokho, al que el Oporto vendió en 2009 por 15 millones y ahora solo vale 6.


Resulta increíble descubrir las capacidades de un hombre cuya filosofía se ve resumida en la siguiente secuencia: Vende a Lisandro y trae a Falcao, se va Falcao y viene Jackson Martínez. Con los dos primeros obtuvo un beneficio neto de 50 millones y con el último, que costó menos de 10 millones, obtendrá en breve entre 25 y 30 millones de euros. Pero hay muchos otros ejemplos como el expuesto por el propio Antero en varias entrevistas. Carvalho generó en su día 30 millones, ausencia cubierta por Pepe por 2 millones y cuya posterior venta produjo otros 30 millones. Bruno Alves, fue reclutado de vuelta tras una cesión para cubrir la marcha de Pepe y finalmente también se le vendió por 24 millones al Zenit. Ahora emerge Danilo, comprado por 2 millones y tasado tras su última brillante temporada en 15 millones. Una serie de números generada a base de un efecto de revalorización subsidiaria de excelentes resultados. Sin duda alguna lo expuesto por Antero Henrique es el patrón a seguir, por ello Tottenham y Chelsea, tan sobrados de economía como faltos de recursos técnicos, le han tentado recientemente para encabezar sus futuros proyectos deportivos pero en este fiel entusiasta del fútbol todavía queda ese poso romántico del que no abandona lo iniciado en su propia tierra, en su casa y esa es el Oporto FC… Y parece que por mucho tiempo…