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Dos décadas después, la aparición de huesos humanos en la fosa de La Romana deja el caso Alcasser abierto de par en par


La Guardia Civil investiga los huesos de una mano aparecidos en la fosa donde fueron encontrados los cuerpos de las niñas de Alcasser hace 26 años. Una pareja de aficionados al misterio logró el curioso hallazgo tras visitar la zona el pasado 24 de Junio. El Juzgado de Instrucción encargado del sumario del caso estudia ordenar la realización de inminentes pruebas de ADN.

Joaquín Rodríguez Lawrance               @jrlawrance para @criminal_leaks


El Caso Alcasser salta de nuevo a primera plana. La localización de cuatro huesos correspondientes a una falange humana por parte de una pareja de curiosos que decidieron visitar la fosa de La Romana el pasado día de San Juan, ha reactivado toda la batería mediática española.

Vicente B. un joven natural de Piles y su novia, impulsados por la repercusión que está teniendo la famosa serie documental del caso, se acercaron hace unos días a curiosear a la fosa donde fueron halladas las niñas. Lo que no esperaban era darse de bruces con un bucle en el tiempo. Veintiséis años después de que un juez decretara el levantamiento de los cuerpos y se realizara una inspección ocular lamentable y una clara manipulación de pruebas criminalísticas, unos aficionados al misterio han abierto el caso Alcasser de par en par. 

Han pasado apenas dos semanas, y el Instituto de Medicina Legal de Valencia ya ha confirmado que los huesos encontrados corresponden a los de una persona y en estos momentos permanecen bajo custodia en espera de que el Juzgado de Instrucción Número 6 de Alzira decrete una orden para que la unidad criminalística de la Guardia Civil pueda extraer el ADN correspondiente de los restos y cruzarlo posteriormente con las muestras obtenidas de los cuerpos de Miriam, Toñi y Desireé.


Últimas diligencias

Hasta este momento, las últimas diligencias sobre el caso Alcasser databan en primer lugar del año 2009 y más recientemente del año 2017. En 2009, se realizaron escuchas y seguimientos al entorno de la familia Anglés en busca de pruebas destinadas al esclarecimiento del sumario B del caso, sin duda, el gran olvidado. Esta pieza separada del sumario oficial se abrió para investigar la verdadera relación de Antonio Anglés con el cuento que a todos había narrado Miguel Ricart. Ese sumario B también atendería la voluntad de las familias de incorporar las grandiosas conclusiones a las que había llegado el prestigioso doctor Angel Carracedo, el líder indiscutible en estudios de ADN en España.

Corría el año 1993 y los forenses oficiales del caso, quizá por la presión política y social, se ciñeron a la realización de meras autopsias de manual, sin reparar en las consecuencias que aquellas prisas iban a tener sobre la futura investigación criminal del caso Alcasser. Nada más bajar del avión que traía a Fernando García de vuelta de Londres, lugar en el que se enteró del descubrimiento de los cuerpos, un alto cargo de la Guardia Civil le recomendó contratar un forense particular para obtener otra valoración. Algo no iba bien. Y así sucedió. Horas después, en aquellos lúgubres sótanos del anatómico forense de Valencia, el catedrático forense Luis Frontela descubriría ante sí un escenario contaminado en el cual se habían lavado las ropas de los cuerpos y habían sido depositadas en bolsas donde posteriormente se llenaron de hongos y se pudrieron dinamitando toda esperanza de encontrar al grupo de asesinos que se ensañó con aquellas niñas. No obstante, Frontela realizó las radiografías que los otros no hicieron y gracias a ello logró rescatar una cruz de Caravaca incrustada en unas vértebras, además de la obtención de 19 pelos tras peinar minuciosamente aquellos cuerpos masacrados. Unos cadáveres a los cuales los forenses oficiales ya habían extirpado unos órganos genitales que iban camino de Madrid para ser analizados. Su valoración fue incompleta pero suficiente compara poner patas arriba la praxis de sus colegas valencianos.


Análisis de ADN

Los pelos descubiertos fueron enviados a Santiago de Compostela, donde fueron minuciosamente estudiados por el doctor Angel Carracedo, cuyas conclusiones fueron fulminantes. Aquellos vellos pertenecían a entre 5 y 7 personas diferentes, y curiosamente ninguno de ellos resultó ser de Miguel Ricart y ni mucho menos de Antonio Anglés.

Con todo este panorama y dado que estas nuevas pruebas se habían incorporado tarde al juicio, no fueron tomadas en cuenta en el transcurso del mismo, dejándolas en archivo para formar parte de una vía de investigación paralela recogida en el sumario B.

El caso Alcasser fue cerrado en falso, con un único condenado que además lo fue por autoinculpación y sin un solo rastro biológico del mismo en todos los escenarios descritos. El sueño de cualquier fiscal. Todo en bandeja. A ello, favorecieron también los aberrantes testimonios que aportaron los Anglés , películas incendiarias que terminaron de dar forma a la figura fantasmagórica de su hijo Antonio y en definitiva a la mayor fábula que se recuerda en la crónica negra de nuestro país.


Antecedentes

Les va a parecer una tomadura de pelo, pero lamentablemente no es la primera vez que en la fosa de La Romana se hallan restos biológicos varios. Debajo de las niñas, desparramados por el agujero, se hallaron en su momento numerosos fragmentos de una epífisis distal humana que resultó no pertenecer a ninguno de los cadáveres, pero una vez más se pasó de largo por el asunto y nadie se preocupó en investigar aquello. También a principios de 2017 y durante la grabación de un programa televisivo en el que colaboraba el antropólogo forense Francisco Etxeberría, se encontró un premolar alrededor de la fosa. Una pieza dental que fue posteriormente analizada y de la que lamentablemente no se pudieron obtener pruebas genéticas dado el mal estado de conservación de la misma. Hasta la fecha, estas habían sido las últimas diligencias sobre al caso hasta que Vicente depositó su hallazgo en la Comandancia de la Guardia Civil de Oliva.

 

¿Y ahora qué?

Para que realmente este nuevo descubrimiento tenga un peso relevante en la investigación, debe aportar datos nuevos. El caso podría sufrir un vuelco si esos huesos resultaran ser de un cuarto cadáver… Cosa que podría ser totalmente lógica, sobre todo teniendo en cuenta que las jóvenes perecieron en lugares diferente antes de acabar depositadas intencionalmente en La Romana para que alguien las encontrara.

Según la Fiscalía Provincial de Valencia, afortunadamente la responsabilidad criminal del suceso todavía no se ha extinguido. La propia acusación popular, abanderada por la Asociación Clara Campoamor ya logró en su día demorar la prescripción del delito, que en un primer lugar estaba prevista para Noviembre de 2012, pero la propia fiscalía decidió entonces admitir que la virtualidad del caso requería toda la indagación posible. Con estas últimas diligencias, el caso Alcasser y las esperanzas de justicia vuelven a permanecer vivas.


Continúa leyendo Las Catacumbas de Alcasser , una crónica responsable sobre la investigación más vergonzante de la historia de España. 



 

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