/ MERCADO DE FICHAJES 

Los fondos de inversión se apoderan del fútbol

 


Sus tentáculos rodean actualmente a directivos, representantes y jugadores. Las inversoras fantasma se han apoderado del control de los clubes, utilizándolos como vasos comunicantes en la cadena distribuidora de su lujosa mercancía (los jugadores), sirviéndoles como expositor y preponderando siempre el factor mercantil sobre el deportivo, hecho que ha provocado que la FIFA este buscando las vías legales necesarias para perseguir esta práctica inmoral con evidente ánimo de lucro.

Joaquín Rodríguez Lawrance               @jrlawrance para @offrecordnews

"Estamos en peligro y sabemos que con este sistema nos arriesgamos a un problema cuando nuestros intereses como club choquen con los del fondo. Por muy buena relación que haya, a ellos solo les mueven los beneficios". Así de tajante se muestra un conocido directivo de nuestra liga al admitir la irrupción de grandes grupos inversores en la precaria economía de nuestro fútbol. La operativa solo deja ingresos económicos al inversor en los futuros traspasos del futbolista, los clubes se benefician deportivamente del jugador y no tienen que desembolsar dinero alguno por su traspaso. Es el fondo de inversión el que posee el total de los derechos financieros, dejando en manos del club solo los derechos federativos, regla sin la cual es imposible realizar su ecuación ya que la normativa FIFA obliga a que los traspasos se produzcan exclusivamente entre clubes, nunca entre empresas. Hecha la ley nace la trampa.


VEHICULOS DE PAJA

A día de hoy son numerosas las víctimas de este juego suicida, véase casos como Getafe, Betis, Sevilla, Espanyol, Mallorca, Zaragoza, Valencia, Benfica, Oporto, Braga, Besiktas, Wolverhampton y durante una época Atlético de Madrid. Algunos clubes han recurrido a concursos de acreedores dejando sus activos en manos de estos grupos. Lo chocante es que han adoptado un sistema de financiación que viola cruelmente el sentido de pertenencia que tan presente ha estado siempre entre los románticos de este deporte, “el sentir los colores”. Estado de ánimo este que desde ese preciso instante convierte al jugador en una simple percha sobre la cual se colgarán todas camisetas posibles sin que pueda mediar palabra. Cuantas más camisetas coleccione mejor, puesto que taxativamente solo su venta genera beneficios a sus promotores.


Para que pueda darse esta secuencia es necesario que exista permanentemente un contrato en vigor, no sirviendo como vehículo la extinción del mismo. La posición del agente y del grupo inversor es inflexible en este caso y el vínculo entre clubes debe ser siempre lo más extenso posible, dejando que el uso y disfrute de la prenda sea exclusivamente de manera temporal reconociendo tácitamente que el ejecutor de los intereses finales del futbolista será siempre el inversor. El club por su parte queda en la posición contraria, es decir, no solo no gana dinero con la maniobra sino que encima pierde a su activo. Se trata del alto peaje que deben pagar los equipos que quieren participar de esta tendencia off topic.


Encontramos ejemplos en el Espanyol, club agobiado por las deudas y que se vio obligado en su día a vender más de un 20% de los derechos financieros de Álvaro Vázquez, Hector Moreno y Jordi Amat a un grupo con sede en Inglaterra a cambio de 3 millones de euros. El Mallorca contrató en 2012 a Claudio Geromel procedente de Alemania gracias a las gestiones de Jorge Mendes con uno de los grupos a los que asesora. El central portugués cambió de equipo en 2013 por imposición de sus inversores. Por su parte el Getafe logró también en 2012 que otra sociedad se hiciera con gran parte del pase de Abdel Barrada y así poder mantenerle en la plantilla sin tener que traspasarle, cosa que acabó ocurriendo pese a estas medidas desesperadas. Un beneficio a priori mutuo. Por su parte para ganar dinero con Botía era necesario que el murciano abandonara el Sevilla lo antes posible ya que hasta entonces no hay manera de empezar a rentabilizar el esfuerzo económico inicial de sus inversores.


"Tradicionalmente, para los fichajes se buscaba financiación en los bancos, pero con la llegada de la crisis no prestan dinero o el dinero cuesta más. Así surgió la posibilidad de recurrir a los fondos. Son una alternativa. Se arriesgan contigo en la compra de un jugador, ayudan a financiarlo y participan de las plusvalías si se producen", explica el consejero delegado de un equipo que insiste en que el 100% de los derechos de sus futbolistas (federativos y económicos) pertenecen a su club. Tal afirmación no deja de ser una frivolidad, puesto que se sabe tácitamente que el club es un mero cooperador necesario para acometer la operación, siendo beneficiadas solo dos partes, el verdadero propietario (el fondo inversor) y el club destino, que actúa de siguiente eslabón en esta cadena de amasar dinero a través del fútbol.


LOS PRECEDENTES DEL FENÓMENO

La actividad de estos grupos no es nueva y la realidad es que lleva desarrollándose ya muchos años en continentes como América del sur, lugar en el que es habitual que los derechos de los futbolistas estén en manos de sociedades que los promocionan. Uno de los primeros en utilizar este sistema fue Juan Figer, un representante uruguayo que opera a través de clubes de su influencia como Rentistas. Con sede social en paraísos fiscales, la actividad de estos grupos se extendió escalonadamente durante finales de los años 90.


No debemos olvidar el punto de inflexión de este movimiento generacional. Se trata de las operaciones del empresario iraní Kia Joorabchian, fundador de MSI en 2004 año en el que adquirió el Corinthians para iniciar sus negocios a tres bandas. Desde allí logró introducir en Europa a Tevez y Mascherano, vía West Ham United, un equipo de serie B que actuó como arteria en el pase de ambos a Man United y Liverpool respectivamente. La cantidad de millones emanada de aquel jaque mate al fútbol y la controversia que generó en la opinión pública provocaron que la Federación Inglesa prohibiera el uso de estas artes en la Premier League.


Otro caso conocido fue el del antecesor de Joorabchian, Pini Zahavi, un israelí con pasaporte ruso, residente en Londres y propietario del Locarno de la 2º división suiza, club que tuvo en nómina a Belluschi, Musacchio o Higuain en 2006. Todos ellos fueron traspasados a la entidad de Sabih y permanecieron cedidos en River Plate hasta su posterior venta a terceros como el Real Madrid, club que pagó cerca de 14 millones por Higuain, jugador que solo medio año antes había sido vendido por valor de 4,5 millones al Locarno. Dinero rápido sin duda.

Actualmente han salido nombres como los de Jorge Mendes y Peter Kenyon, quienes actúan como asesores de grupos como Quality Sports Investments o Doyen Group. Esta última es una sociedad de capital ruso con sede social en Malta y de la que Juanma López es delegado en España. 


Esta empresa estuvo detrás de operaciones como las de Baba del Sevilla, o las mencionadas de Botía del Sevilla o Barrada del Getafe. El acuerdo entre Doyen y el Sevilla contempló que el fondo sería el pagador de los 3 millones de su traspaso y por tanto quien se lleve el 20% de un futuro traspaso. En caso de que el Sevilla no quiera venderlo tendría que pagarle a Doyen el valor de la operación inicial. Es decir, si llegara una oferta de 5 millones de euros por el jugador, el Sevilla tendría que pagarle tres a Doyen si la acepta, si no, debería pagarle esos tres millones al fondo y además quedarse con la totalidad de los derechos sobre el jugador. La banca siempre gana por cualquiera de los caminos y deja en evidencia que el jugador está de paso en su club y debe ser vendido para obtener beneficios. Para penetrar en la Premier League, Doyen Sports se las ha deseado al ser propietario principal de Eliaquim Mangala y Marcos Rojo. Una serie de maniobras legales permitieron que sus clubes destino figurasen como los únicos beneficiarios de sus incorporaciones cuando realmente detrás hubo una cadena se  vacíos jurídicos que burlaron los rígidos controles de la liga inglesa, donde está pertinentemente prohibida la presencia de sociedades comunicantes que “trafiquen” con jugadores.


EL CASO DE FALCAO

En ocasiones la compra se comparte entre club y grupo, esto ocurrió con Radamel Falcao y su pase al Atlético de Madrid en 2011. Se cree, (será imposible demostrarlo) que Doyen aportó el 33% de los más de 40 millones de euros que se pagó por el futbolista. Se trata pues de una multipropiedad de la que el grupo se volvió beneficiar puesto que además obligó a los colchoneros a incluir en la operación a Ruben Micael, quien para pasar al Zaragoza (otro club de influencia Doyen), utilizaría al Atlético como cooperador legal para llevar a cabo la maniobra Al tratarse de un traspaso dejaría dinero en Doyen y ningún beneficio deportivo al club madrileño ya que el jugador no llegó a enfundarse la camiseta (ni lo hará nunca) y sirvió a su vez como puente a otro de los equipos de influencia del grupo como el Sporting de Braga, destino actual del luso en calidad de cedido. En su día el 60% de los cinco millones fueron para el Oporto, el 15% para el Nacional de Madeira y el 25% restante se desconoce.


Dicho esto, Off the Record ha tenido acceso a información que atribuía a Doyen Group total autonomía para vender a Falcao en Junio de 2013, dejando la capacidad de decisión de su club en segundo plano. Ese fue el acuerdo al que se llegó con el grupo cuando aceptaron que el futbolista permaneciera un año más en Madrid. A cambio el fondo se aseguró que en 2013 tendrían la última palabra sobre su venta. El fondo de inversión prestó 13.2 millones de euros de los €40m. que recibió el Oporto por Falcao. En el contrato se obligaba al Atlético a vender en un periodo de 3 años y así sucedió en Junio de 2013 cuando el Mónaco pagó cerca de €60m. de los cuales €40.2 fueron para el Atlético y Doyen Sports concedió el crédito del restante al Mónaco (€19.8m.) Recientemente el Monaco (antes de ceder al jugador al Chelsea) se ha visto obligado a comprar el pase completo para no ser penalizado. Este pagó final ha supuesto €25.2m. por el pase completo de Falcao, lo cual ha supuesto un plusvalia para Doyen Sports de €12m. en solo 4 años. Actualmente Falcao no tiene vinculación alguna con el fondo que le catapultó a la fama. Solo Monaco y Jorge Mendes tienen potestad sobre su próximo tren..


CLUBES BAJO SOSPECHA

Maniobras de este tipo han puesto en alerta al máximo organismo europeo y algunos de estos clubes están siendo observados con lupa. Al no infringir legalmente la normativa del organismo, (son traspasos ente clubes y no empresas), la única manera de abrir investigaciones sería demostrar que la retroalimentación de los futbolistas se produjera siempre entre los mismos clubes, jugadores y agentes, por ello es recomendable abrir el abanico de influencias para no levantar sospechas. A más concursantes, menos riesgos. El papel de los portavoces de los clubes queda expuesto tras continuas declaraciones en las que afirman que los equipos nunca pierden su capacidad de decisión y que en muchos casos son propietarios del 100% de sus activos. En definitiva son actores secundarios muy necesarios. "El fondo financia y se lleva el porcentaje correspondiente a lo que ha invertido si se produce una venta con beneficios", afirma un directivo.


Quality Sports Investments LP, sociedad con sede social en la Isla de Jersey y domicilio en Irlanda es otro de los principales bastiones de esta neofinanciación en el fútbol. La actividad de la empresa está relacionada con capital extranjero procedente de grandes fortunas procedentes de Estados Unidos, Asia, Reino Unido y Holanda. Su libro de estilo ofrece a sus clientes una rentabilidad del 10% anual, a partir de una inversión inicial de un millón de euros. Mendes es asesor su directo y con ellos ha protagonizó en su día operaciones como las del portero Roberto,  que llegó a un Zaragoza en pleno proceso concursal procedente del Benfica. El madrileño aterrizó mediante un abono de 8 millones de euros al Benfica. Aquello salió de los fondos de QSI y el Real Zaragoza solo pagó 300.000 euros más la ficha del jugador.  También el brasileño Elías llegaría al Atlético por 7.5 millones del Corinthians de los que el club solo pagó algo más de 3 millones, el resto corrió por cuenta de QSI. Año y medio después fue vendido por 12 millones al Sporting de Lisboa generando un beneficio a su grupo de casi 8 millones. Increíble pero cierto sino se tratara de un jugador que apenas jugó y que dejó más controversia que rendimiento deportivo. Algo parecido ocurrió con Pizzi y Silvio. Los dos jugadores llegaron al Benfica cedidos por QSI y con derechos federativos pertenecientes a  Benfica y Atlético de Madrid respectivamente. Oficiosamente Silvio costó 8 millones y Pizzi 13,5 millones, de los cuales se intuye que el fondo coservó un 60% del primero y casi el 80% del segundo. Simples potencias en espera de sucesivas cadenas de beneficio. Se especula incluso con que ambas operaciones supusieron un coste mínimo para el club, algo que dejaría en evidente peligro a los colchoneros puesto que de demostrarse que no abonaron un duro tendrían severos problemas con el fisco.


Otros conocidos operadores son Traffic o Rio, sociedades que actúan en Brasil y que permitieron en su día la llegada de Luis Fabiano o Renato al Sevilla. Podríamos emplear horas de investigación para desenmascarar un fenómeno nocivo que pone en entredicho la soberanía de los usuarios ya que ni deja beneficios y encima debilitada la infraestructura deportiva de unos clubes que ejercen de mero vientre de alquiler.  Los fondos de inversión actúan como anestesia local de los agobios financieros de sus usuarios pero jamás podrán paliar su continuo y terminal endeudamiento.