/ OPERACION PUERTO  

Las Transfusiones de Sangre


Poco a poco los aditivos fueron dejando paso a algo más vanguardista, un nuevo producto, algo cuyas huellas eran difícilmente detectables por los sofisticados controles. Se trata de las famosas transfusiones sanguíneas, método que situó a Eufemiano Fuentes como auténtico gurú del movimiento internacional de esta práctica. Existen varios tipos, por un lado las recibidas de otro donante (transfusiones heterólogas) y las autotransfusiones de sangre del mismo sujeto (transfusiones autólogas).

Joaquín Rodríguez Lawrance          @jrlawrance para @offrecordnews



El modo más fácil y rápido de aumentar el número de glóbulos rojos de un sujeto mediante transfusiones sanguíneas consiste en inyectarle sangre de otro donante. Sin embargo, este tipo de transfusiones presentan el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas como hepatitis e VIH. Este modelo es detectable en un análisis específico que demostraría que la sangre contiene componentes de diferentes procedencias por lo que con el avance de la trampa se ha optado por las autotransfusiones, solo detectable si se comparan muestras de fechas diferentes con niveles muy cambiantes.  “El que se presentaba en la carrera con un hematocrito de 44 era un buen chico del que se compadecían, el que tenía 48 pasaba por ser un perfecto calculador y el de 49,5 como alguien que ponía al equipo en peligro. No se trataba de evitar la posibilidad de que alguien se dopara, sino de que se dopara con torpeza”.


Unos meses antes de las principales carreras y durante un periodo máximo de 3 semanas seguidas se extrae medio litro de sangre por semana a cada usuario. Esa sangre es centrifugada para separar los glóbulos rojos (que transportan el oxígeno) del plasma sanguíneo. Una vez hecho esto, se reinyecta el plasma y los glóbulos rojos se conservan a 4 grados centígrados para ser reinyectados cuando se considere y así elevar la cantidad de oxígeno en la sangre (la conservación nunca puede ser superior a los cuatro meses: pasado ese plazo, caducan). Por el contrario, si se congelan, los glóbulos rojos duran años. La reinyección se lleva a cabo una semana antes de la competición, en forma de goteo. “Me esforzaba por convencerme de que realmente tenía que hacer aquello si quería aguantar el ritmo. Para mí aquello no era doparse sino un modo de adaptarme al sistema. Mientras me extraía la sangre, Fuentes me explicaba cómo había que congelar y conservar la sangre después. Según él, lo más peligroso que podía pasar era que penetraran bacterias en la sangre por lo que tenía el brazo constantemente untado con desinfectante de color rojo”.


Aunque tienen que pasar un par de días para que la sangre inyectada modifique su metabolismo, los beneficios se notan en cuestión de horas. Según los propios usuarios, el método en sí les hace sentir mejor, aguantan más tiempo en la cabeza de carrera cuando llegan las etapas de montaña, les duele todo menos y amplían su límite de dolor. Mundialmente conocido fue el caso “Mr 60” en la época de los 90, en referencia a Bjarne Riis cuando camufló sus insultantes niveles de hematocrito aludiendo que era su organismo el que producía anómalamente cantidades muy superiores a la del resto de los mortales. Durante su etapa en el Gewiss Ballan se demostró que tenía una tasa de 41% de hematocrito en enero de 1995 y del 56,3% el 10 de julio de ese año. Las clínicas se saturaron de corredores con problemas de circulación sanguínea, teniendo muchos de ellos que pasar por quirófano para resolver obstrucciones de flujo arterial en la arteria ilíaca. Los casos aumentaron de forma exponencial a mediados de los 90. Las reglas del juego iban evolucionando. La sombra sobre la cabeza de Riis era tal que se llegó a insinuar que corrió el Tour de 1996 (el único que ganó) con una tasa del 64% de hematocrito. No en vano, para esta técnica las bolsas de sangre no contienen solo un “extra” de glóbulos rojos, suelen llevar también hormonas de desarrollo, vitaminas y proteínas. Todo eso les aporta un chute de rejuvenecimiento. El porcentaje medio de células rojas en sangre de un humano es de entre 42 y 54 por ciento. Cuando el nivel de hematocrito se eleva por encima de esa escala y especialmente si se mantiene por encima de 60 por ciento durante un tiempo prolongado existen riesgos importantes de sufrir coágulos de sangre, enfermedades del corazón, derrames cerebrales o accidentes tromboembólicos. A más de 3.000 metros de altura los valores de hematocrito de una persona pueden ser cercanos o superiores al 50%, ya que la atmósfera con menor presión parcial de oxígeno (hipoxia) estimula la producción de la hormona eritropoyetina (EPO), que aumenta la fabricación de glóbulos rojos. De ahí la película que se montaban los equipos cuando se iban a entrenar en alta montaña para así huir de los controles y esperar a la visita de “vampiros” con la altura como coartada en caso de positivo. “Al principio no funcionó especialmente bien conmigo, aquel trasiego constante de sangre afuera y adentro me dejaba casi fuera de combate. Por eso reduje su utilización al mínimo: dos clásicas, la París-Niza y el Tour de Francia”. La forma que tiene la UCI de identificar una autotransfusión es comprobar si ha habido cambios bruscos en los niveles de hematocrito de un día para otro.


Eufemiano soñaba con perfeccionar su método y así sucedió en 2005 cuando logró poner en práctica su nuevo “fetiche”. Un revolucionario sistema que mejoraba el registro anterior. La refrigeración por criogenización, un modelo que inventó E.E.U.U durante la guerra del Vietnam en el que la sangre centrifugada se congelaba posteriormente a una temperatura de 80 grados bajo cero. Estas muestras han sido denominadas “Siberias” en el argot del caso. La ventaja con respecto al antiguo sistema era que la sangre podía aguantar hasta diez años. De un plumazo, el canario conseguía reducir la periodicidad de las reinfusiones, pudiendo almacenar muchas más bolsas. “Yo quería reutilizar la mía antes del Tour de 2006 porque mí sueño siempre había sido ganar el Tour ", reconoce Ivan Basso. El programa completo de la Dieta Fuentes tenía un coste total de 30.000 euros y su agenda se convirtió en un hervidero de fieles en busca de “sangre fresca” para las grandes citas. Fuentes les atendía en uno de los pisos citados o bien en un hotel al que siempre llegaba por la mañana temprano o a última hora de la tarde. Testigos confiesan que solía llegar muy estresado, a veces con horas de retraso, tenía un enorme pico de trabajo provocado por las previas de las grandes citas. Algún informe sobre el caso reconocía que el “médico del miedo” en alguna ocasión, había llegado a trabajar 72 horas seguidas sin descanso. “Al reinfundirte la sangre sentías presión en la cabeza e hinchamiento. Nos ponían medio litro. Tardaba 35 o 40 minutos", afirma un ex ciclista del Kelme.


Se ha identificado que otra de las fases de “avituallamiento sanguineo” se producía a mitad de carrera, cuando las fuerzas empezaban a ser más que necesarias. Para ello se planificaban unos puntos de suministro que se han atestiguado de manera gráfica en un mapa de Francia que llevaba siempre a cuestas el médico canario. Este “pergamino” improvisado reunía infinidad de círculos concéntricos que señalaban los “boxes” donde se iban a llenar los “depósitos” de los ciclistas. Para identificarlos, se asignaban al gráfico los códigos de los ciclistas. “De la cantidad de círculos que había casi no se podía ver Francia", asegura un testigo. El alemán Jaksche asegura que nunca le pidieron consentimiento por escrito para realizar las extracciones o reinfusiones y que jamás le informaron sobre posibles riesgos para su salud y que dado que las bolsas de plasma no estaban marcadas temió que alguna vez se le pudiera reinyectar sangre de otro portador. "Me reinfundí una bolsa en Valencia tras el Tour de 2003. Me mandó Belda. Me sentí mal con la bolsa, me dio tiritera y me pusieron Urbason. Ya en el tren me sentí muy mal. Volví a la clínica y me pusieron más, mi desvanecimiento fue una reacción a la sangre", afirma Manzano.


El canario trasportaba las muestras en una nevera de camping y frecuentemente utilizaba la escarpia de un cuadro descolgado para enganchar la bolsa durante las extracciones celebradas en los hoteles. “Una paloma mensajera, Alberto León, transportaba más tarde las muestras hasta Francia en tetrabricks de vino”. Esa paloma mensajera, sin ser médico, llegó a picarle agujas en los brazos a Tyler Hamilton en más de una ocasión. La 'limosna' para el pajarito eran 3.000 euros, Jaksche llegó a pagar durante un Tour de Francia cantidades que podían oscilar entre 4.000 euros por una bolsa y 6.000 por dos. Cual maestro del camuflaje cuyos pacientes han navegado en el mar de la ignorancia, Eufemiano Fuentes gracias a un logrado marketing social, ha jugado siempre con varias barajas, provocando que sus clientes creyeran que si le pagaban mayor cantidad les atendería en exclusiva a todos. Algo improbable si comprobamos la interminable lista de entradas de su chart. Pobre Ulrich a quien juro amor eterno. Sobre la atleta Marta Domínguez, otra señalada, Eufemiano llegó a insinuar que ni ella sabía si estaba metida en la operación puerto y que solo sus probetas revelarían la verdad. Con respecto a las 200 bolsas de sangre, el plasma sanguíneo y los concentrados de hematíes incautadas en los domicilios de Eufemiano Fuentes y José Luis Merino Batres, la juez también se ha negado hasta la fecha a facilitar todas estas pruebas a las autoridades antidopaje. La magistrada ha programado incluso su destrucción, prevista para cuando la sentencia sea firme, cosa que ocurrirá cuando terminen las alegaciones, que a día de hoy incluyen, dos recursos de Fuentes y Labarta y otros siete de la Fiscalía, Abogacía del Estado, que representa al CSD; el Comité Olímpico Italiano (CONI), la Unión Ciclista Internacional (UCI), la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), la Federación Española de Ciclismo (RFEC) y el propio Jesús Manzano.


El objeto de esta petición no es otro que el de identificar a los deportistas que recurrieron a transfusiones prohibidas y cuyas muestras duermen plácidamente en una cámara frigorífica de un conocido laboratorio de Barcelona. Podría haber fumata blanca en diciembre aunque los más optimistas abogan por la repetición de juicio delante de un tribunal debido a los fuertes indicios sobre las pruebas que no se han tomado en consideración. No se trata de nuevas pruebas, sino de las ya existentes. La petición incluye, la cesión de las pruebas (las bolsas), penas mayores para los acusados y la condena a Manolo Saiz.


CAPITULO VI  El catálogo de Eufemiano Fuentes