OPINION    / ATLETICO DE MADRID

Liberando a la bestia

 
El Super Campeón de Europa cambia de registro y comienza a mudar la piel como una serpiente venenosa. Simeone prepara la vuelta de tuerca definitiva...

@jrlawrance  para  @offrecordnews


Dos episodios del año siete del Cholo han bastado para evidenciar la mutación genética a la que ha sido sometida su criatura. El hermano tonto del que se compadecían los madridistas hace dos lustros ahora no solo se sienta en su mesa sino que la tira patas arriba en un ejercicio de autoridad convertido en costumbre. Aquellos simpatizantes del eterno rival que se hacían rojiblancos de boquita al observar al pobre tonto desde lo alto del balcón ahora son los que le levantan las baldosas cuando sube por las escaleras a morderles la yugular. Así ha sido el día a día rojiblanco hasta que aterrizó Simeone. Tocaba entonces empalagarlos con “el esfuerzo no se negocia” “el trabajo paga”,  y el "nunca dejes de creer".  Enormes colas de ignorantes que se apuntaban a la burla tribunera sobre el partido a partido o la apreciación subjetiva sobre el presupuesto. Sin duda, la piedra iba camino de reventar el zapato. El equipo del coraje y corazón molestaba y mucho. El legado de Simeone en su máximo esplendor. Aquel armado a base de patadas y pelotazos se hacía con una Liga, una Copa del Rey , una Supercopa de España, dos Copas de la UEFA y dos Supercopas de Europa. Antes, el Doctor Sánchez-Flores había dejado otros dos metales en las vitrinas (UEFA y Supercopa en 2010). Eran buenos tiempos. Tocando pelo nueve veces en ocho años como no iban a meterle palos en la rueda al Atlético de Madrid. Entre medias dos finales europeas perdidas en tiempo añadido.. Pues eso, añadido. El que le quieran poner ustedes. Esos dos lamparones son en los que ahora bucean aquellos que acariciaban al hermano tonto cuando se desangraba en segunda o cuando le marcaban en el primer minuto de un derbi. Los mismos que te espetan que ellos también se acostaron un día con la que ahora es novia de otro. Discurso rancio y perdedor.  Pero volvamos al tema. Se atisba una metamorfosis en el escuadrón de las patadas. Ahora el Cholo se debate entre dejar  que algunos de sus rebeldes vayan a la deriva táctica en algunas fases del partido en busca del desorden o bien atarlos en corto como ya hizo con Arda o Griezmann.

El debate lo tiene loco. Está claro que Lemar y Gelson necesitarán vivir del caos para sacar todo lo que llevan dentro. El primero es pegamento puro y el segundo un paso a nivel sin barreras. Emoción. Su habitat? Ser indetectables sobre el campo. Para ello tendrán detrás a Koke y Saúl. Seguirán las famosas emboscadas al rival pero todo lo que no sea “pescar” en ese ida y vuelta maravilloso significará pasar desapercibidos para este tipo de futbolistas. Necesitarán espacios, como también requerirá Angel Correa, un gran agitador de partidos. Mejor revulsivo que titular pero un maestro girándose en un palmo para driblar y cambiar de ritmo en los metros finales. Aquellos que cuando salen al campo pasan cosas. Claro dirán, lo bueno y lo malo. Pero pasan que es lo importante, sobre todo cuando el viaje va camino del tedio. Y de eso sabemos un rato. No más pasos atrás, hay artillería para defender atacando. Basta con ver como Gelson contuvo las subidas de Gayá por el mero de hecho de pegarse a la cal y adelantar líneas. Deben ser ambiciosos y percutir cuando haya sangre. Cerrar los partidos. Matarlos. Lo del 0-1 y vivir a 70 metros de la portería rival bien puede ir dosificándose. Ahora si hay materia prima para amedrentar con velocidad de circulación permanente, toques precisos y mayor verticalidad. Delante tendrán a un Diego Costa de dulce. El de Lagarto está en modo rodillo. Omnipresente, baja, recibe, habilita, corre al espacio, tropieza, se levanta y ataca el balón cual depredador. La bestia metiendo la cabeza en un ventilador. Rematando hasta una Nespresso. Ese es el nueve del Atlético de Madrid. Me atrevo a decir que esta vez lo del presupuesto se quedará corto… Espadas en todo lo alto para esperar al Cholo en la primera caída. Mientras tanto, se levanta el telón de una ilusionante temporada.