/ OPERACION PUERTO 

Los Cobayas de Eufemiano Fuentes


El del año 1998 fue conocido como "el tour de la farsa". Entre bambalinas ya se había advertido por aquel entonces que llevar "cosas" a las carreras se había convertido en algo peligroso. Nadie nombraba las “pócimas” pero todos memorizaban un libro de estilo que era ya un pacto de silencio entre corredores y directores. Por su parte, a los médicos lo que más les interesaba era tener cerca a los protagonistas y participar de su éxito. 

Joaquin Rodríguez Lawrance           @jrlawrance para @offrecordnews


Hablamos de una especie de adicción enfermiza. Un valor de hematocrito por encima de 50 significaba automáticamente decir adiós a cualquier carrera y en julio de 1998 solo llegaron a la meta en París 96 de los 189 ciclistas profesionales que habían iniciado una carrera. La carrera resultó caótica en fondo y forma, primero con la expulsión de Festina tras encontrar a bordo de un coche un arsenal de sustancias dopantes y horas después cuando el mito Ullrich se difuminó en la montaña. Aquello representó el suicidio televisado del ciclismo. Los controles durante la fase de preparación eran esporádicos y no muy exhaustivos pero aún así los 50 primeros del mundo se vieron obligados a comunicar el lugar donde se estaban entrenando para que se les hicieran controles durante la fase de preparación. Los primeros 50 bajo control y el resto no. ¿Casualidad?


EL HIJO DE RUDICIO

Resulta dantesco descifrar la hoja de ruta del entramado clínico de la Operación Puerto y comprobar la manera en que se etiquetaba a los “cobayas” con claves alfanuméricas que respondían a siglas, adjetivos, nombres de mascotas o simples sustantivos relacionados con el donante. El almacenamiento de sangre se recogía por niveles y fechas de extracción de cada muestra. Junto a estos datos se recogían tratamientos específicos y planes de entrenamiento dotados de una simbología particular. Conocidas son las anotaciones Rsoc o Kelm en referencia a colectivos y Sevillano, Hijo de Rudicio o Birillo en alusión a particulares. Resulta insultante que fuera Alemania y no España el primer país en mostrarse inflexible en esta materia, demostrando la coincidencia entre el ADN de Jan Ullrich y el de las bolsas de sangre requisadas en laOperación Puerto. Las autoridades alemanas junto con las suizas realizaron registros en su domicilio en Suiza consiguiendo una importante prueba de saliva que después cruzaron con el ADN de las bolsas de sangre etiquetadas con el “núm.1”, “Jan” o “Hijo de Rudicio”. Para ello el juez Serrano, a petición de la Fiscalía alemana, que es quien tenía abierto sumario contra el corredor, entregó una muestra de ADN de las bolsas que se le adjudicaban al alemán. Jan Ullrich, consumidor VIP del Método Fuentes, decidió retirarse del ciclismo antes incluso de conocer el resultado final de la prueba afirmando que “pese a que estaba en perfecta forma y podría haber continuado su carrera, su voz interior le había dicho que era la hora acabar”. El alemán se negó a cooperar con la justicia cuando las pruebas de ADN y las muestras de sangre incautadas le inculpaban directamente y aunque en España se cerró el caso, la Fiscalía de Bonn abrió sumario contra él por presunta estafa a su antiguo equipo. El T-Mobile, consideraba que el juez Antonio Serrano debía también reabrir un cajón que había cerrado poco antes considerando que el dopaje no estaba tipificado en ese momento como delito y que ninguno de los clientes de Eufemiano Fuentes le habían demandado por lesiones físicas u otros aspectos. Algo que no deja de ser cínico puesto que se trata de un equipo en cuyas filas había dos médicos y 7 corredores que practicaron el dopaje con EPO de manera habitual además de otros componentes hormonales durante los años 90.


Por su parte, Jaksche, con alias Bella y Nº20, reconoce que Eufemiano le pidió el alías para sus muestras porqué temía ser descubierto por prestar unos servicios que incluían tarifas de 50.000 €, 30.000 € y 20.000 € si el paciente lograba los tres primeros puestos de la general del Tour de Francia. El podio del Giro y la Vuelta tenían un coste por puesto de 30.000 €, 20.000 € y 10.000 €. Por su parte el oro del mundial de ruta costaba 30.000 y el oro de la contrarreloj del mundial tenía un coste de 15.000 €. El canario clasificaba también sus tratamientos según su tipología siendo su producto estrella las transfusiones sanguíneas cuyo coste podía llegar a superar los 50.000 €. La medicación era mucha más asequible para el público medio. Durante los registros de Madrid en las Calle Caídos de la División Azul y Alonso Cano se encontraron anabolizantes, esteroides, medicamentos caducados, EPO y hormonas de crecimiento de fabricación china. Como orador profesional, Eufemiano no duda en argumentar el motivo por el cual utilizó a su hija enferma de cáncer como coartada al afirmar que la EPO hallada en el registro era "para uso familiar". Especialmente macabro es el hallazgo de 96 bolsas de sangre congeladas dentro de un arcón, además de una máquina para la criogenización, almacenamiento y centrifugado de extracciones sanguíneas. Junto a ello, se hallaron un centenar de bolsas con plasma sanguíneo, ingrediente estrella en la manipulación de las transfusiones sanguíneas. Todo un despliegue quirúrgico en manos de un tipo que afirma cínicamente y con cara mortecina que “Jamás ha incurrido en prácticas de dopaje y que las extracciones de sangre eran con fines terapéuticos para evitar un nivel de hematocrito demasiado elevado para la salud, congelando la sangre y devolviéndola al cuerpo una vez que los niveles de hematocrito y viscosidad de la sangre habían vuelto a límites saludables".


ALEJANDRO VALVERDE e IVAN BASSO

Fuentes ha sido el druida de los principales corredores del pelotón, Iván Basso, uno de los corredores más punteros de su época y esperanza del ciclismo en Italia confiesa la admiración que sentía por las técnicas de Eufemiano Fuentes. "Desde niño quería ser el mejor corredor del mundo y pensaba que podía mejorar su rendimiento con su método. Era una cosa mía, no lo sabía ni mi equipo ni mi familia, pensaba que no existía ningún riesgo porque se trataba de reinfundirme mi propia sangre y que lo encontraba una cosa justa, aunque ahora ya no".  Birillo (así era su alias) cumplió una sanción de dos años impuesta por el Comité Olímpico Italiano (CONI), y admite que se le realizaron tres extracciones, aunque nunca se le llegó a reinfundir la sangre. Eligió el apodo en honor a su perro por una cuestión de privacidad. "Para mí era importante mantener la discreción". Por sus servicios durante la temporada 2006 al completo alcanzó un acuerdo por 70.000 euros pero finalmente solo le pagó un anticipo de 15.000 euros en efectivo antes de su detención. “Ivan ya ha sido juzgado y masacrado. Como nunca. ¿Cuándo acabará todo esto? Hay 223 bolsas de sangre y plasma. A día de hoy hay 58 ciclistas implicados. Pero las instituciones tienen que reconocer que faltan por identificar muchos deportistas”, Massimo Martelli, abogado del corredor.


La UCI sostiene que en la famosa lista falta Alejandro Valverde y que en el congelador de Fuentes se encontró una bolsa de sangre con restos de EPO con el nombre en clave "VALV. (PITI)". Piti es el nombre del pastor alemán de Valverde. En él, Ettore Torri, procurador antidopaje del CONI, pidió dos años de sanción para Alejandro Valverde tras demostrar que la sangre de esa bolsa encontrada en la despensa de Eufemiano Fuentes coincidía con el ADN encontrado en la sangre obtenida tras un control rutinario en la etapa del Tour de Francia 2008 con final en Italia. Poco después el Tribunal Antidopaje aceptaba las pruebas y hacia firme la sentencia y consiguiente sanción. Valverde se convertía así en el primer cliente confirmado de la NO LISTA ofrecida por la Guardia Civil y el primer deportista español en ser identificado. En este caso como en muchos otros se ha mirado vilmente hacia otro lado arrojando como consecuencia intensas sospechas sobre la identidad oculta de algunos iconos también consumidores y que por intereses, políticos, sociales y económicos han permanecido en el anonimato para poder seguir protagonizando titulares en los medios sin mancha alguna. Es intolerable que en España solo hayan caído cabezas de turco y un mártir difamado mientras fuera de nuestras fronteras se ha luchado encarnizadamente por desenmascarar a los comerciantes de sangre. Casos como este revelan porque el coto privado del dopaje nunca puede ser la sede de unos juegos olímpicos.


En medio de la controversia, el ADN se presenta como uno de los pocos recursos que quedan para desenmascarar tramposos pero tiene un gran handicap: Al tratarse del DNI genético de una persona, goza de una protección extrema. Negarse a entregar el ADN no es motivo para ser considerado culpable y su uso sin autorización se considera atentar contra la intimidad de una persona. Mediante un análisis de ADN no se pueden detectar las sustancias que ha tomado una persona pero SI es determinante si se cruzan diferentes muestras para saber la identidad del portador. El hallazgo de una bolsa de sangre hasta ahora no es motivo de sanción e incluso hay sentencias judiciales que desautorizan estas prácticas y hasta prohíben que un empleador solicite muestras biológicas a un trabajador. La muestra de ADN sólo la puede solicitar un juez (por ejemplo, en casos de violaciones o asesinatos) o la policía y será el corredor quien se negará o asentirá.


CAPITULO V  Las transfusiones de sangre en la Operación Puerto